En la era digital en la que vivimos inmersos, nos encontramos rodeamos de todo tipo de información una más valiosa que otra; Dado que disponemos en muchas ocasiones de poco tiempo libre, realizar una adecuada selección de aquella de la que vamos a nutrirnos es fundamental para no perder el tiempo y para no sufrir la desinformación.
Era el año 2014, concretamente el mes de septiembre cuando DESCUBRÍ el post de un blog escrito por Javier Tourón, excelente especialista en altas capacidades, que se titulaba: ¿Es tu escuela una máquina de destruir talento? Empezaba así…
“He de señalar, antes de nada, que este título no pretende ofender a nadie, pero sí provocar a todos los que tienen alguna responsabilidad en el Sistema Educativo o la escuela, suscitar una reflexión pausada y serena sobre lo que se debe hacer con el modelo de escuela que tenemos y su respuesta a las demandas educativas de quienes en ellas se educan, una respuesta que no puede seguir esperando.
Esta mañana preguntaba a una madre, inocentemente y con interés, por cómo le iba a su hijo en la escuela, pues un tiempo atrás habíamos hablado de posibilidades para que atendieran su capacidad de manera adecuada. La respuesta me dejó petrificado: yo ya no lucho más.
Por eso ahora a tí, director de escuela, colegio, centro educativo o como quieras llamarlo, también a ti profesor, administrador o responsable político del Sistema Educativo os pregunto:
¿Son los centros que dependen de vosotros o en los que trabajáis máquinas de destruir talento?
La pregunta no es retórica, ni mucho menos. Mira la cabecera de este modesto blog, mírala bien porque en ella está la clave: ‘El talento que no se cultiva se pierde’. Pero para cultivarlo primero hay que identificarlo.
Vengo escribiendo y dando argumentos de todo tipo para que se entienda que el talento es preciso identificarlo, que hace falta una acción concreta para saber cuál es el potencial de cada estudiante y así poder planificar su itinerario educativo. Hemos discutido hasta la saciedad sobre el concepto de dotación y ha quedado claro, todos los expertos lo tienen claro, que la alta dotación no es necesariamente tener un CI alto, que no se trata de ser o no ser, que es preciso tener un plan para que cada alumno optimice su potencial.
¿Es justo que la educación de un niño o joven de este país dependa de la aproximación que su profesor o director de escuela tengan sobre lo que es la capacidad intelectual y su desarrollo? Dicho sea de paso, exceptuando rarísimas excepciones, aproximaciones con escaso o nulo fundamento.”
Suscribo todas y cada una de sus palabras y te animo encarecidamente a que lo leas completo, así como a que anotes este blog en tu lista de imprescindibles.
Es muy habitual estar tentando a abandonar, los padres se pueden sentir frustrados, tristes, incomprendidos, poco apoyados mientras tratan de realizar la dura tarea de acompañar a sus hijos en el día a día, asistiendo impotentes ante una motivación que va desapareciendo al mismo ritmo que se esfuma el brillo de sus ojos.
En el cuento que he escrito (No soy un extraterrestre) el protagonista lo expresa de esta forma: “Si tú me tiendes la mano me sentiré muy feliz, pero si tu no me entiendes y no haces por descubrir qué es lo que me sucede y tu mente no puedes abrir, no podremos entendernos y solo me verás sufrir”.
Es totalmente necesario un compromiso total de todos y cada uno de los agentes implicados en la educación de los niños y no hay ninguna excusa válida, su bienestar va en ello y ningún niño tendría que sufrir por falta de una atención educativa adecuada.
Y ya de paso aprovecho para enviar un mensaje a todos aquellos que estén pensando en estudiar alguna carrera vinculada con el mundo de la educación: si no sientes verdadera vocación, si no te gustan los niños o adolescentes, si tienes poca paciencia, si sólo piensas en tus tiempos de vacaciones, si una vez terminados tus estudios no te planteas dedicar ni un solo segundo más de vida a formarte y actualizarte, por favor elige otra carrera, aún estás a tiempo. Lo que está en juego es muy importante ya que vas a influir decisivamente en el futuro de muchas generaciones.
Termino con unas palabras de Javier Tourón de este mismo post:
“Ahora que no te pase como algunos me dicen cuando les pregunto si han leído esto o aquello: «Es que no tengo tiempo», o esta otra expresión un tanto chusca: «es que no me da la vida…».
Te aseguro que los que no tienen tiempo son tus alumnos, nuestros alumnos.”