Mariluz Zornoza Psicóloga

EL PODER DE LA VULNERABILIDAD

Si todavía no has escuchado el Ted Talk de Brené Brown, apúntatelo en tu lista, además de pasar un rato estupendo, entenderás el porqué nos cuesta tanto mostrar nuestra vulnerabilidad a los demás.

Brené Brown es una prestigiosa socióloga estadounidense que en sus últimos años ha realizado trabajos sobre la vulnerabilidad, el coraje, la dignidad y la vergüenza.

El documental es el resultado de años de dedicación profesional. Parte de una experiencia personal que vivió, y de la cita que Theodore Roosevelt pronunció en 1910 que dice así:

“El reconocimiento pertenece a la persona que está en la arena, con el rostro desfigurado por el polvo, el sudor y la sangre. A quien se esfuerza valientemente. A quien se equivoca. A quien tropieza una y otra vez. A quien, al final, aunque quizá conozca el triunfo implícito al logro grandioso cuando fracase, al menos caerá con la frente bien alta”.

De ella extrajo tres ideas fundamentales:

1) Hay que vivir en la arena

Elegir la valentía todos los días por encima de la comodidad, aunque esta elección implique tropezar, sufrir y fracasar.

2) Ser vulnerable no implica ser débil

Si la definición de vulnerabilidad es incertidumbre, riesgo y exposición emocional, no se trata de ganar o de perder, sino de tener la iniciativa de intentarlo cuando no se puede controlar el resultado.

3) La gente tóxica cuanto más lejos, mejor

No prestar atención ni dejar que nos dañen quienes, sin salir de su zona de confort, se dedican a criticar. «La opinión que importa es la de aquellas personas que nos quieren, no a pesar de nuestra imperfección y vulnerabilidad, sino precisamente por ellas». Somos seres neurobiológicamente programados para conectar, así que lo esencial es escoger bien a quienes te acompañarán en la travesía.

Ser compasivos, amables e indulgentes con nosotros mismos es una virtud que debemos cultivar cada día. La vulnerabilidad destapa vergüenzas y miedos; miedo a no ser aceptados, a ser criticados por los demás.

¿Pero pagar el precio de la renuncia con tal de no mostrarnos vulnerables y experimentar el dolor merece la pena?

Piensa que duro sería experimentar la lapidaria sensación al final de nuestro camino, de qué nunca sabremos qué hubiera pasado si nos hubiéramos atrevido a mostrarnos tal y como somos y el sufrimiento experimentado por todo aquello que dejamos de vivir.

¿Y TÚ CÓMO QUIERES VIVIR TU VIDA?

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